En nuestra reciente Morningstar Investment Conference en Madrid, resaltamos las cinco grandes lecciones que hemos podido observar en la industria de fondos de inversión, tomando como referencia al mercado estadounidense. Este es un análisis que llevó a cabo el Director de Análisis de Morningstar, Don Philips, quien fue seguramente el primer analista de fondos del mundo cuando empezó allá por la década de los 80.
Primera gran lección: nada es permanente. Tendemos a pensar que las grandes firmas de gestión, con sus grandes edificios y su gran cuota de mercado, estarán ahí para siempre. Pero nada más lejos de la realidad, en especial en una industria como esta en la que el talento sale por la puerta para irse a su casa cada día. Si miramos cuales eran las diez mayores gestoras estadounidenses en el año 1986 y las comparamos con las diez mayores compañías hoy en día, llegamos a la conclusión de que pocas han mantenido su liderazgo e incluso más de la mitad han desaparecido. Analizando estas últimas, te das cuenta de que han desaparecido por una razón. La conclusión es que las gestoras que quieran mantener su liderazgo deben esforzarse en esta carrera día a día, y deben estar dispuestas a reinventarse, porque si se quedan quietas hay muchas probabilidades de que acaben cayendo o siendo adelantadas.
La segunda lección que podemos sacar de lo ocurrido en EEUU a lo largo de estos últimos años es que las predicciones raramente se cumplen. Allá por finales de los años 80 los analistas preveían que los bancos iban a dominar la industria de gestión de activos en Estados Unidos porque controlaban la distribución o que los fondos pasivos iban a desbancar a los fondos de gestión activa. Pero nada de eso ocurrió, y controlar la distribución no llevó al éxito sino todo lo contrario. La conclusión aquí es que es inútil gastar tiempo y tinta haciendo predicciones de este tipo, en lugar de fijarnos en lo realmente importante. Y debemos ser humildes a la hora de hacer predicciones sobre la industria.
Tercera lección: el cambio no es aleatorio. Hay elementos comunes que caracterizan a los perdedores: arquitectura cerrada, altas comisiones, enfoque a corto plazo, lanzamiento de productos de moda, prioridad al crecimiento de activos y a la colocación del producto, etc. Y también elementos comunes entre los ganadores: arquitectura abierta, bajas comisiones, enfoque a largo plazo, lanzamiento de producto según capacidades, prioridad al cuidado de los inversores, etc.
Es interesante analizar las gestoras que perdieron su liderazgo al cabo de 25 años para comprobar que todas y cada una de ellas lanzaron un fondo de Internet. Curiosamente, de las compañías que salieron de la nada para colocarse como líderes ninguna lanzó un fondo de ese tipo. Hay una gran diferencia entre las firmas que piensan “¿Si lanzó este producto ahora será fácil de colocar?”, frente a las que piensan ““¿Si lanzó este producto ahora qué pensará el inversor de mí dentro de 5, 10 o 15 años?”. Lógicamente las gestoras no suelen estar dispuestas a, por ejemplo, bajar las comisiones, pero tiene que ser el mercado (asesores, inversores institucionales, analistas, etc) el que hable en nombre de los inversores para que el cuidado de los intereses de los inversores mejore.
Y esto me lleva a la cuarta lección: la experiencia inversora del partícipe es la clave, es decir lo que cuenta en definitiva no es la rentabilidad del fondo en sí sino la que realmente recibe el inversor, de manera que pueda cumplir con sus objetivos financieros a largo plazo. Un fondo puede presentar una buena rentabilidad a lo largo de un determinado periodo, pero si los partícipes compran y venden en los peores momentos, la rentabilidad media que obtiene el inversor en ese fondo será sustancialmente más baja. Este el el concepto the “Total Return” frente a “Investor Return” que Morningstar ha desarrollado y mide. Precisamente son aquellas gestoras que han sabido cuidar al inversor de largo plazo las que han perdurado en el tiempo, es decir aquellas que han minimizado la diferencia entre “Total Return” y “Investor Return”, favoreciendo no solo el interés del partícipe sino también el suyo propio, eventualmente.
Las firmas gestoras argumentan que no es responsabilidad suya cuándo los inversores entran o salen en los fondos. Pero sí lo es. Por ejemplo, en el descanso de la Superbowl de 2000, que es el momento publicitario más caro de la televisión americana, los anuncios fueron copados por fondos de Tecnología o “Super-Growth”. Justo en el peor momento posible. En el caso Español, vemos continuamente cómo nos publicitan fondos garantizados, en lugar de otros productos que puedan ser más apropiados para los inversores.
La quinta y quizás mayor lección: quedan muchas cosas por mejorar, y todos debemos ayudar a modificar los comportamientos de la industria. Tenemos que combatir, por ejemplo, la tendencia que tiene el pequeño inversor a comprar caro y vender barato, o a guiarse exclusivamente por las rentabilidades a corto plazo. Pero la propia industria también tiene deberes que hacer: los gestores suelen asumir riesgos que ellos mismos no tomarían con su propio patrimonio y las gestoras lanzan productos que ni sus propios gestores comprarían. Haciendo estudios matemáticos, resulta que los gestores que invierten su patrimonio en su propio fondo, además de estar más motivados, tienen de media mejores rentabilidades, toman menores riesgos y cobran menores comisiones. La correlación de estos factores es muy alta, y como dice Don Philips “nadie lava un coche de alquiler”.
Pensando sobre estas 5 lecciones se me vienen a la cabeza muchas cosas aplicables a la industria española de fondos, pero, en resumen, todos tenemos que corregir ciertas prácticas o comportamientos para que la industria sea más fuerte en el futuro. En este sentido, Morningstar trata de aportar su granito de arena a través de cosas como el Morningstar Analyst Rating, que evalúa de forma independiente la calidad de los fondos de inversión en base a criterios cualitativos.
Morningstar Analyst Rating
Nota: Este artículo se publicó originalmente el 20 Junio 2012.