El dinero es un tema tabú, sobre todo dentro de ciertas familias. Si hablar de cuestiones financieras puede avergonzar a los padres y sus hijos en edad adulta, el tema es todavía más sensible cuando se trata de hijos jóvenes, hasta la adolescencia, por ejemplo.
Glenn Kurlander, director general de la gestión de patrimonio en Morgan Stanley, ha publicado una especie de manual que enumera algunas reglas seguir cuando uno quiere (o no quiere) hablar de dinero con sus hijos. Este informe se titula «Abriendo la Caja de Pandora («Opening Pandora’s Box», en inglés – pinche aquí para leer el documento en su conjunto), todo un programa.
La experiencia de Kurlander está basada en su relación con clientes de alta gama, muy ricos, que procuran no revelar a sus hijos la verdadera riqueza de la familia, para empujarlos a confiar más en sus propias capacidades que en los recursos de sus padres. Los principios pueden ser de interés para todos.
El dinero es como el sexo
Al igual que las complicadas cuestiones del dinero, están las relacionadas con el sexo. Kurlander nos recuerda que, en la mayoría de casos, los niños saben mucho más de lo que imaginamos. Prestan atención a todo, y puede que no sean capaces de percibir el valor real de las cosas o su sentido profundo. Nos ven gastar dinero, pagar, comprar o nos ven discutir por el dinero. Ellos observan y absorben muchas cosas. La tarea de los padres es ayudarles a contextualizar lo que ya saben o descubren así como a aprender el valor de las cosas y no solamente su precio.
Reflexionar antes de hablar
El ejemplo es más impactante que cualquier palabra. Uno no puede gastar su sueldo en cualquier cosa para luego decirle a su hijo que hay que ahorrar; no es creíble que usted compre un coche cada año si pretende dar lecciones sobre la futilidad de las cosas materiales. ”Si hay una gran diferencia entre lo que uno dice y lo que hace, los niños lo empezarán a notar y hacer caso omiso a lo que se les diga,” afirma Kurlander.
Hablar, hablar y hablar
En el colegio no se habla de dinero. Los padres son los que deben enseñarles a gestionar el dinero, aunque se trate de pequeñas cantidades. Eso también incluye tratar temas como pensar en preparar la jubilación lo antes posibles y evitar endeudarse demasiado.
Hablar con ellos, no dar un discurso
Kurlander recuerda asimismo la importancia de no cometer el error de querer dar lecciones sino más bien tener conversaciones, intercambiando opiniones y preguntas para las que tienen que buscar ellos las respuestas.
La paga podría ser un buen ejercicio
Este tema es muy discutido. Según Kurlander, dar una paga semanal puede ser útil para responsabilizar y forzar a los niños a gestionar sus propios recursos financieros y eso a partir de los seis años. Es aconsejable acordar una cantidad desde el principio, de lo contrario el ejercicio se pierde su interés.
Invertir en sus hijos
A muchos de los clientes de Kurlander les inquieta que la riqueza de la familia empuje a los herederos a vivir de las rentas. «Los padres quieren que sus hijos sean capaces de abrirse camino por sí solos», explica. «Para esto, tenemos que invertir en ellos: si su hijo pide una bicicleta nueva, pague la mitad y ofrézcale pagar la otra mitad».
Nunca acaba
Hablar con los niños sobre el dinero no es una cosa que se hace una vez. Es algo que hay que hacer toda la vida. Evidentemente, a medida que los niños se hacen mayores, se debe cambiar el enfoque y la calidad de este tipo de conversaciones.