La pregunta puede parecer un poco estúpida. ¿A quién se le ocurriría invertir en un instrumento financiero con rentabilidad negativa? Pero es lo que ha ocurrido recientemente en Estados Unidos cuando el Tesoro norteamericano vendió nada menos que unos 10.000 millones de dólares en bonos ligados a la inflación con una TIR (rentabilidad hasta vencimiento) del -0,55%.
La solución a este enigma es más simple de lo que parece en un primer momento. Todo tiene que ver con el funcionamiento de los bonos ligados a la inflación y a las expectativas de los inversores sobre el actual ciclo económico.
Para entender este extraño asunto lo mejor es comparar los bonos ligados a la inflación emitidos por el Tesoro estadounidense (también llamados TIPs por Tresasury Inflation Protected) con los bonos tradicionales de mismo vencimiento.
Por ejemplo cuando se emitieron esos TIPs con TIR negativa, los bonos tradicionales de mismo vencimiento (a cinco años) cotizaban con una TIR del 1,16%. La diferencia entre esa cifra y la TIR negativa de los bonos ligados a la inflación no es ni más ni menos que una aproximación a las expectativas del mercado sobre el nivel de inflación para los próximos cinco años.
Si al final la inflación queda por debajo de ese nivel, la compra de esos bonos con una TIR negativa habrá sido un mal negocio; pero si resulta que la inflación se desboca y se sitúa muy por encima de ese nivel, los compradores de los TIPs saldrían ganando… por lo que comprar un bono ligado a la inflación con una TIR negativa no significa necesariamente que el inversor saldrá perdiendo dinero.