Si está planeando comprar su primera vivienda este año o una nueva televisión en los próximos meses, probablemente no necesite preocuparse mucho sobre la inflación. Si tenía un presupuesto de 240.000 $ para su casa pero al final le costó 245.000$, o si terminó pagando 450 $ por su televisión que costaba 400 $ las pasadas Navidades, el sobreprecio puede ser indeseado, pero probablemente no será un trastorno grande en sus planes (y dado que el precio de la vivienda ha estado bajando durante estos últimos años y que los electrodomésticos no paran de mejorar y de abaratarse es muy probable que no encuentre ninguna inflación a corto plazo)
Pero cuando se trata de su jubilación, no se está realizando una compra en un momento concreto. Aunque podría pasar varios años antes de que realmente se jubile, no tener en cuenta el alza de los precios cuando está planeando su retiro puede convertirse en la diferencia entre, lograr cómodamente sus objetivos financieros o estar luchando por compensar un déficit cuando ya es demasiado tarde para realizar cualquier cambio.
A priori la inflación podría parecer un enemigo pequeño. ¿Por qué preocuparse por un 2%, 3%, o incluso un 5% por año?
La razón es sencilla: si la computamos durante varios años, la inflación puede ser realmente un factor muy determinante.
Digamos que una persona de 50 años ha hecho un cálculo aproximado de cuánto necesita ahorrar para su jubilación. A esa persona le gustaría que su dinero le diera para vivir desde los 67 años a los que se va a jubilar hasta los 95. Para ello aplica la típica regla de oro de que necesitará el 80% de sus ingresos actuales (100.000 $) durante su jubilación (tomemos en cuenta cifras redondeadas para facilitar los cálculos). Si no tenemos en cuenta la pensión de la Seguridad Social, se podría calcular mentalmente que uno necesita jubilarse con aproximadamente 1,3 millones de dólares en el banco (17 años x 80.000 dólares).
Si consideramos una rentabilidad del 5% para las inversiones esta cantidad suena manejable (o no, dependiendo de las perspectivas). Pero desafortunadamente, la estimación está muy lejos de la realidad, porque ese simple cálculo no toma en consideración el impacto de la inflación. Si asumimos una subida anual del coste de la vida del 3.5% entonces la cantidad que necesita para retirarse asciende a 3,3 millones de dólares. Esto se debe a que los bienes que le cuestan hoy 80.000 $ se encarecerán hasta llegar los 140.000 $ aproximádamente, cuando se retire en 17 años, y esa cantidad subirá de forma sostenida hasta la jubilación, alcanzando los 300.000 dólares por año en el momento de cumplir 95. Si esa persona deja de ser empleado a los 67 y empieza a usar su cartera compuesta por sólo 1,3 millones en el banco, probablemente no le quede dinero a la edad de 76 – un déficit catastrófico si vive otros 20 años más.
Es por lo tanto una discrepancia enorme. Pero debido a que empezar a ahorrar para la jubilación supone un gran esfuerzo, y porque los datos estadísticos de la inflación parecen ser bastante benignos cuando se observan en un único momento, muchos inversores a largo plazo no tienen en cuenta el potencial de crecimiento de los gastos a la hora de determinar cuánto dinero necesitan ahorrar. De esta manera, podrían tener una falsa percepción de seguridad al observar el tamaño de su cartera y por tanto también podrían dejar de añadir coberturas sobre la inflación, medidas, ambas, que pueden ayudar al mantenimiento del poder adquisitivo que obtienen de sus carteras.
Para asegurarse de que no cae en este tipo de trampa, considere los siguientes puntos cuando planee su jubilación u otra tipo de objetivo a largo plazo.
Sea completo y realista
Si está ahorrando para un objetivo concreto a largo plazo, un buen primer paso sería calcular cuánto necesitaría y una vez hecho esto calcular la tasa de ahorro apropiada. Al hacer esto, asegúrese de que cualquier cálculo o herramienta que esté usando sea realista y completo: los cálculos muy básicos, como he mencionado antes, sirven de poco. No sólo se ha de tener en cuenta la inflación, sino que también se debe asumir tasas de rentabilidad realistas para las inversiones. (Para carteras mixtas de acciones y bonos una tasa de rentabilidad del 4% o 5% es razonable.) Finalmente, los cálculos para la jubilación deben tener en cuenta los planes privados y de empleo así como la pensión pública y los impuestos que uno debe pagar al retirar el dinero.
Adapte los cálculos a su situación
La mayoría de cálculos que se realizan para la jubilación usan una tasa de inflación del 2% o del 3% como valor determinado. Este dato está en línea con las normas históricas, pero también es importante reconocer que su propia tasa de inflación puede variar significativamente respecto de esas medias. Si usted es dueño de su propia casa o tiene una hipoteca a tipo fijo, no tendrá que hacer frente al incremento de los costes hipotecarios, pero la inflación podría ser mayor en el momento de jubilarse de lo que es ahora, ya que podría, por ejemplo, afrontar mayores gastos médicos durante los años venideros.
Protéjase
Aunque sea algo desalentador mirar sus objetivos de ahorro en términos reales, (esto quiere decir, ajustados a la inflación), recuerde que usted tiene la posibilidad de apoyarse en fuentes de ingresos que se ajustan a la inflación a lo largo de su jubilación. Las pensiones del Estado, por ejemplo, suelen ajustarse al IPC (índice de precios al consumo). Los ingresos provenientes de las pensiones y rentas vitalicias pueden estar también ajustados a la inflación. Cuanto mayor sea la parte de sus necesidades de ingresos proporcionadas por esas fuentes, menos necesitará preocuparse de la inflación.
La la seguridad tiene un precio
Desde la crisis financiera y el hundimiento de los mercados desde 2007 hasta principio del 2009, muchos inversores se han refugiado en los bonos y la liquidez pensando que es preferible una pequeña rentabilidad pero segura a las fluctuaciones salvajes de las acciones. Por otro lado, con los depósitos y los cupones de los bonos tan bajos como están, y con la posibilidad siempre presente de inflación, es importante recordar que la seguridad de los bonos y de los depósitos puede ser ilusoria, ya que la inflación puede devorar toda la rentabilidad. Solo las inversiones seguras ajustadas a la inflación, como los bonos ligados a la inflación, proporcionan protección directa contra la inflación incluso aunque puedan estar caros de vez en cuando.