Debido a la caída de los tipos de interés de las letras, del efectivo y de los bonos en estos últimos años, los inversores han girado gradualmente hacia la renta variable con alta rentabilidad por dividendo para compensar estos tipos más bajos e incrementar sus ingresos. Mientras que una cartera centrada en los dividendos tiene numerosos beneficios, es imprescindible ser conscientes de los 7 pecados capitales y errores asociados a esta estrategia.
Dejarse llevar por las rentabilidades demasiado altas
Las rentabilidades por dividendo ultra-altas (+8%) pueden ser particularmente atractivas en este entorno de baja rentabilidad, pero es importante resistir a la tentación de entrar en estos activos. La mayoría de estas rentabilidades ultra-altas son simplemente demasiado altas para ser ciertas y a menudo ofrecen unos pobres fundamentales. De hecho, un estudio reciente de Société Générale encontró que las “rentabilidades por dividendo anormalmente altas son generalmente un signo de peligro” y mostró que grupos de compañías con una rentabilidad ultra-alta eran más dados a tener una rentabilidad real más baja. Esto tiene sentido, y dado que las acciones históricamente han obtenido una rentabilidad del 8%-9% en el largo plazo, un valor que pague un 8% de forma sostenible debería ser muy atractivo para los inversores. Pero si todos los inversores acordaran que esta rentabilidad es sostenible, acudirían a este valor y como resultado la rentabilidad bajaría. Cada cierto tiempo, el mercado se equivoca y pierde oportunidades en este espacio de rentabilidades ultra-altas; sin embargo, es más común que el mercado acierte y los inversores que entraron en estos activos acaben quemados.
Olvidarse de las valoraciones
Una corriente de pensamiento cuando se construyen carteras centradas en el dividendo es comprar acciones simplemente en función de su rentabilidad por dividendo, prestando poca atención a la valoración. Mientras que centrarse en los ingresos puede evitarle tomar decisiones emocionales basadas en la volatilidad del precio de una acción, pagar constantemente un precio demasiado alto por valores tampoco es una fórmula de éxito. Uno siempre debe intentar comprar valores con un margen de seguridad, es decir, con un descuento importante (al menos un 10-15%) respecto a de la estimación de su valor justo.
No diversificar
Los valores con alta rentabilidad por dividendo tienden a estar concentrados en unos pocos sectores que normalmente tienen perspectivas de crecimiento débiles en el largo plazo (por ejemplo servicios públicos, telecomunicaciones y aseguradoras). Mientras que algunas acciones de estos sectores pueden ser una buena opción para su cartera, comprar demasiadas en un esfuerzo de maximizar su rentabilidad por dividendo puede ser peligroso. Como vimos con los bancos durante la crisis financiera, las malas noticias en un sector pueden producir una cadena de recortes en el dividendo dentro del grupo y por tanto tirar por tierra su estrategia. Una cartera bien diversificada puede absorber el impacto de un recorte puntual en el dividendo de una compañía. Añadir valores de rentabilidad más baja de otros sectores puede reducir su rentabilidad inicial, pero aumenta la sostenibilidad de su flujo de ingresos.
Planificar y olvidar
Una cartera de dividendos bien construida reposa sobre una estrategia de paciencia, pero olvidarse de los eventos que pueden afectar a la política de dividendos de la compañía puede ser un error. La mayor parte del tiempo es mejor no estar retocando la cartera, pero hay algunos casos en los que es de sabios reevaluar la tesis a largo plazo de un valor. Por ejemplo, si una compañía pide prestado demasiado dinero para una adquisición grande o si la competencia se está comiendo los márgenes de la compañía, puede ser momento para reconsiderar una compañía concreta. Kodak, la tan conocida compañía fotográfica, fue una vez una opción de primer nivel pero falló en el cambio a la era digital y sus competidores se aprovecharon de la oportunidad. Durante la siguiente década, Kodak recortó sus dividendos dos veces, sus ventas bajaron y la compañía finalmente entró en bancarrota. Mirar hacia tras es siempre muy fácil, pero la erosión de las ventajas competitivas de Kodak podría haber sido una buena razón para vender y recolocar su capital en un mejor valor de dividendo.
Ignorar el balance
Prestar demasiada atención a los ratios de beneficios y no suficiente a los del balance como apalancamiento, cobertura de intereses o deuda neta/EBITDA es un error muy común que realizan los inversores en dividendos. Los acreedores tienen un derecho superior sobre los activos de la compañía y hay mayor probabilidad de que el dividendo sea recortado si están preocupados de no recibir el principal más intereses. Una buena regla es ser extra-escépticos con las compañías con ratios de cobertura de intereses (EBIT/intereses) menor a 3 o ratios de deuda neta/EBITDA mayor a 2.
Pensar que los dividendos son iguales a los intereses
Con los tipos de interés tan bajos, muchos inversores no están recibiendo una rentabilidad suficiente de los bonos y por tanto han vuelto la mirada hacia los dividendos pagados por valores en búsqueda de una rentabilidad adicional. Sin embargo, pensar que los dividendos son iguales a los intereses es un gran error. A diferencia de los intereses de un bono, la compañía no tiene la obligación de pagar estos dividendos, y a diferencia de los bonos, la compañía no está obligada a devolver lo invertido en un día determinado. Hay muchas cualidades atractivas de las acciones de dividendo, pero están sometidas a los mismos riesgos que otro tipo de valores.
Ignorar los signos de un dividendo en peligro
No presar atención a los signos de un dividendo en peligro, como la caída del ratio de crecimiento del dividendo, puede llevar a rentabilidades por debajo de la media. Cada trimestre, revise el estado financiero de las compañías que tiene en cartera para asegurarse de que no están surgiendo signos de peligro que podrían deteriorar la habilidad de su cartera de generar unos beneficios sostenibles.